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Hoy en día las aulas en su mayoría están diseñadas con vistas a un modelo educativo centrado en el profesor y no tanto en los y las estudiantes como apunta en su libro Prakash Naier (2016) Diseño de espacios educativos-rediseñar las escuelas para centrar el aprendizaje en el alumno. Asimismo, nos encontramos con varias problemáticas, las más relevantes son: la escasa preparación especializada en la enseñanza de la Educación artística contemporánea en los futuros maestros de Educación Infantil, la falta de horas lectivas para la implementación de materias relacionadas con el Arte y los pocos medios que cuentan las escuelas.  
Conscientes de dichas problemáticas y la importancia de solventarlas en cierta medida ajustándose a la realidad de las aulas y con el objetivo de formar a personas mejor preparadas para asumir los desafíos de un mundo en constante cambio, se planteó dicho proyecto en el aula haciendo hincapié en la innovación centrada en el alumnado. El proyecto bajo el título La clase laberinto (2021), inspirado en la obra de la artista Noni Lazaga La casa laberinto (2015), dio paso a objetivos tanto del ámbito educativo como investigador. El proceso artístico y educativo se configuró en una serie de fases que constituyen un camino de experimentación hacía nuevas posibilidades de creación artística basadas en el arte textil donde la lana es nuestro hilo conductor, en base a una metodología centrada en la Investigación Educativa basada en las Artes visuales y A/r/tografía, ya que se armonizaron las tres figuras, investigador, docente y artista.

El instrumento principal fue el fotoensayo mediante el cual se combinan las imágenes resultantes de dicho taller junto con la obra de Lazaga anteriormente mencionada y la también artista multidisciplinar Vita Martínez-Vérez en su obra La educación precipitada (2018), estableciendo un diálogo entre el espacio doméstico como es la casa, el museo dónde se expone la obra y el aula. El objetivo general de la intervención-taller es hacernos reflexionar sobre la importancia del espacio educativo del aula como catalizador del aprendizaje y cambio pedagógico. El hecho de exponer estrategias para transformar el aula de manera sencilla y siguiendo los cuatro principios esenciales del diseño: versatilidad, funcionalidad a la hora de abordar actividades educativas diversas, jugar con la experiencia estética, así como activar la positividad en el comportamiento de los y las estudiantes, nos permite llegar de una manera más amable a conseguir los objetivos y competencias en sus procesos de enseñanza-aprendizaje desde la posibilidad.

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