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Perder la llave y romper la puerta

I Ricardo Trigo

La presente comunicación plantea la posibilidad de entender tanto la investigación artística como la docencia artística, como una forma de producción de energía libre. Partimos del análisi sobre el comportamiento entrópico de la energía, para hacer converger su lógica a una metodología y a un sistema conceptual de trabajo. Fue durante la revolución industrial y de la mano del físico y matemático alemán Rudolf Clausius (1822-1888) cuando se habló por primera vez del término de entropía, postulando que en todo sistema, existe un proceso irreversible, donde una pequeña cantidad de energía térmica se disipa a través de los límites del propio sistema ("Entropía", 2019). Actualmente, el concepto de entropía también se expresa en el campo de la teoría de la información, estudiando la cantidad de información que se pierde en los procesos de transmisión de información. Pero es en la intersección entre lo social y la física que me interesa el concepto de entropía. La tendencia del universo es siempre la dispersión uniforme de energía, sin embargo a nivel social, el control sobre la energía resulta un caballo de batalla para los estados y para las grandes compañías. En ese sentido, el filósofo Manuel De Landa expone: “las distintas coagulaciones sociales a lo largo del tiempo se corresponden al exponencial grado de control y de dominio sobre la entropía presente en la naturaleza, el mayor nivel de desarrollo de una sociedad se corresponde directamente a su grado de homogeneización y estandarización” (De Landa, 2010), cuanto más control entrópico ejerce una sociedad, más se estructura y se organiza. Desde ese punto de vista, tanto la producción material como la creación de sentido que constituye nuestra realidad viene mediada por una tendencia hacia el reduccionismo entrópico. Bajo esa fuerza sistémica, la propia agencia del arte, en todas sus formas de manifestación, también se ve subordinada. Sin embargo, como describió el físico Erwin Schrödinger, la producción de entropía contiene siempre dos elementos dialécticos en juego: un elemento creador de desorden (alta entropía), pero también un elemento creador de orden (baja entropía), y los dos están íntimamente ligados al flujo de la vida. Me interesa especialmente, tomar como forma de trabajo esa dialéctica, en concreto, introducir y forzar a determinados procesos de estandarización y homogeneización un cierto grado de desorden. Esa es una de las ideas germinales de la propuesta; proponer un sistema de pensamiento que contemple el fenómeno de vaivén entrópico como motor constitutivo de éste. En la práctica, eso requiere la puesta en crisis de las genealogías naturalizadas en la propia creación artística. No podemos olvidar que la producción artística es un producto más en el contexto global de crisis energética. La materia con la que se formaliza el arte se alimenta del mismo combustible que cualquier otra forma de conocimiento. La producción artística consume y produce tanto energía cognitiva como energía material. Por lo tanto, me interesa poner en un primer plano y trabajar con esa condición paradójica, enfocando las clases y mi propia producción artística como un subproducto que emite conjuntamente una frecuencia de retención y una frecuencia de liberación. Para finalizar, a modo de ejemplo, muestro el vídeo “Perder la llave y romper la puerta”. El trabajo se articula con material videográfico y sonoro extraído directamente de portales web de stock de vídeos y de música bajo copyright. La idea es trabajar con el material de previsualización (con las marcas de agua insertadas) que las plataforma facilitan para el visionado del material. El objetivo del trabajo es liberar el material protegido a través del propio proceso de creación, hacer de su condición de bloqueo(baja entropía) una condición emancipadora(alta entropía).

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