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El Arte como base educativa en la escuela. No privar al niño de su propio proceso imaginativo I Gloria Ulloa Pastor

El marco en el que se circunscribe el niño durante el ciclo de primaria deja claro, desde su inicio, la importancia de ciertas áreas de estudio como las Matemáticas y el Lenguaje, dejando en último lugar Las Artes. Conforme vamos avanzando en el desarrollo del currículum, el área de Las Arte cada vez va quedando más atrás, hasta incluso cuestionar que sean necesarias en el ámbito escolar. Sin embargo, hay un aspecto imprescindible para la educación del niño y que solo puede proporcionarlo el arte, la imaginación. Tenemos que entender que el dibujo no es la única forma de hacer arte, así como tampoco lo es la música o la danza. Sino que el arte está implícito en todos los rincones del ámbito escolar, pero hay que avivarlo y dejarle ser el protagonista para estas nuevas generaciones. En las matemáticas encontramos el arte de los números, sus patrones, sus fórmulas. En el lenguaje el arte de las letras, de la palabra, de la poesía. Sin embargo, el sistema provoca que el niño se habitúe a entender el arte como una parte excluida de aquello que le puede impartir conocimiento. Todas las materias educativas se encuentran interrelacionadas, pero si una puede ser el centro de todas, esa debe ser el Arte. El arte entendido como valentía ante el error, como la agilidad para resolución de problemas, como medio para ver los conceptos de estudio desde distintas perspectivas. El arte entendido como observación, como criterio personal que surge en cada ser, pues la actividad artística no se limita a una técnica, sino a la expresión y la percepción de la propia interioridad. Gracias a esa imaginación que el niño va adquiriendo con el tiempo, puede proyectarse en el futuro. Puede ser capaz de visualizar lo que no está presente y hacer: puede inventar y crear. Puede tener el poder de imaginar un mundo que aún no es parte de nuestro mundo. En las aulas se debería adoptar una nueva concepción de las necesidades humanas. Una en que se reconstruya nuestro concepto de la riqueza de la capacidad humana, que es mucho más amplia que el estudio de las letras o números. Hoy necesitamos adaptar al niño a su medio que no es otro que uno basado en las Arte. Si queremos formar personas creativas tenemos que educarles con la perspectiva de que el error no es una vergüenza, ni un motivo de burla. El error es lo que nos da otra óptica para imaginar nuevas respuestas, aprender sobre éste por experiencia y buscar diferentes enfoques. No necesitamos cientos de niños que den la misma respuesta a un problema, necesitamos cientos de niños con el suficiente desarrollo de creatividad e imaginación como para dar otros cientos de respuestas diferentes a un mundo cambiante e inesperado. Las aulas han de prepararse para proporcionar al niño una educación centrada en el arte para que adquieran gran creatividad en su niñez que les acompañe en su adultez.

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